https://doi.org/10.60647/w9b2-kx15
Inclusión, colaboración, apertura, cambio y valores fueron las vertientes que tanto académicos como profesionales discutieron en el Public Communication of Science and Technology (PCST), congreso realizado por una de las redes de comunicación de la ciencia más importantes a nivel internacional y que integra a más de 50 países en la definición del estado del arte y la práctica de la comunicación científica.
Sin duda, el PCST2023 brindó nuevas visiones para la disciplina. En Rotterdam, sede del evento, quedó evidenciado que la divulgación y difusión del conocimiento son fundamentales, pero no suficientes para crear puntos de encuentro entre la ciencia y la sociedad. Problemáticas en torno a la salud, el cambio climático, la COVID-19, la inteligencia artificial, las innovaciones tecnológicas en materia de energía, ingeniería, robótica, así como los desarrollos en las ciencias naturales y la física exigen que la sociedad dialogue, participe y colabore en procesos de creación científica. Entre los modelos propuestos, se vislumbra que el científico actúe como un gestor (Herrera y Muñoz, 2023), responsable de incorporar a distintas disciplinas y grupos de interés, provenientes de diversas naciones y culturas, para incluir a la sociedad en la generación del conocimiento.
Así, la interdisciplina y la investigación participativa se configuraron entre la comunidad del PCST como las vías para lograr que los científicos incorporen a personas y comunidades en proyectos que se ejecuten desde lo local, pero también desde la apertura para conocer y comprender sus preocupaciones e intereses. De ahí que uno de los principales puntos de discusión fuera la importancia de incorporar constructos provenientes de la teoría de la comunicación, como el caso de los usos y gratificaciones que Katz et al. (1973) plantearon para explicar que los mensajes, más allá de generar un impacto unidireccional en las audiencias, también se emplean para satisfacer necesidades o expectativas delimitadas por prácticas culturales, valores y experiencias particulares.
Por esta razón, los modelos del diálogo y la participación pública, que Estrada (2023) aborda en la edición número 2 de Physos, fueron los más destacados en los proyectos de investigación y práctica presentados. En específico, porque plantean que la colaboración entre científicos y la sociedad implica la necesidad de estudiar contextos y relaciones de poder, así como ampliar habilidades y conocimiento para la generación de confianza y capacidad de diálogo con las personas.
Sin embargo, el cómo alcanzar e incluir a las audiencias en la ciencia y cómo las personas quieren ser incluidas en los procesos de creación científica fueron los cuestionamientos que abrieron la discusión respecto a la inclusión. Entre los puntos de acuerdo, destacó que incluir significa: integrar distintos tipos de conocimiento para crear un conocimiento colectivo; cuidar el uso el lenguaje mediante la educación y entrenamiento en comunicación de la ciencia (Baram-Tsabari et al., 2023) e incorporar al arte, la ciencia ciudadana, la co-creación, el co-diseño y la innovación abierta como mecanismos de involucramiento social en procesos o políticas científicas (Duca, 2023).
Respecto al arte (Borgström, 2023; Enzingmüller, 2023; Jürgens,2023; Meyer, 2023; Oviedo et al., 2023; Peters y Keal, 2023; Ramani, 2023; Söderström, 2023; Van Gils,2023) fue un hecho que la música, la ficción, las exposiciones en museos y espacios públicos, los audiovisuales, las animaciones, los festivales de ciencia, los memes, las caricaturas, el teatro, las películas interactivas y los documentales se constituyeron como las rutas para comprender que involucrar a las audiencias en la ciencia requiere emocionalidad, más que racionalidad.
En cuanto a los mecanismos de inclusión es importante destacar que el PCST se ha constituido como resultado de la literatura reciente, tal es el caso de Wagenknecht et al. (2021), donde se subraya que el conocimiento y la información permean en todas las áreas de la sociedad, lo cual genera que la comunicación de la ciencia sea esencial para generar no sólo entendimiento, sino participación y colaboración. Por esta razón, Massarini et al. (2017) consideran que el paradigma de la comunicación de ciencia ha cambiado significativamente en las últimas dos décadas. De sólo concebirse como la difusión lineal y unidireccional de los hallazgos científicos, actualmente existe un reconocimiento de la comunidad científica sobre la necesidad de mayor comprensión y participación por parte de la sociedad.
En este sentido, la ciencia ciudadana es un mecanismo que ha permitido mayor apertura y participación de la ciudadanía en los métodos científicos (Cantaw et al., 2017) al involucrar activamente a personas no expertas en distintas fases del proceso de investigación. Esto ha permitido integrar nuevas fuentes y diferentes tipos de conocimiento, así como abarcar con mayor amplitud los intereses de la sociedad (Vohland et al., 2021).
Durante la jornada del PCST, la ciencia ciudadana fue nombrada el nuevo paradigma de la comunicación de la ciencia (Magalhaes et al., 2023). Proyectos como NEWSERA en la Unión Europea confirman que la oportunidad para integrar a los ciudadanos en los procesos de investigación científica es posible si se incorporan y ejecutan estrategias de comunicación dirigidas a cada uno de los actores de la tetra hélice (ciudadanos, académicos, gobierno e industria). La conformación de los espacios #CitSciComm Labs logró la participación y aprendizaje mutuo para el diseño conjunto de acciones, además de abrir la oportunidad para el diálogo y la crítica respecto a la desinformación y las noticias falsas.
En el caso de México, proyectos de investigación basados en la colaboración entre científicos y agricultores (Mateos-Espejel et al., 2023), para lograr la adopción de innovaciones biotecnológicas en la agricultura, mostraron que la comunicación estratégica de la ciencia se constituye como eje central en las etapas del proceso de adopción (conocimiento, persuasión, decisión, implementación y confirmación) (Rogers, 2003) debido a que más allá del conocimiento científico, la creación de mensajes significativos que integren los valores, experiencias y prácticas culturales de las audiencias resultan esenciales para que adoptar una tecnología se convierta en significado de salud y calidad de vida.
No obstante, autores como Gascoigne et al. (2023) puntualizaron que abordar la perspectiva de la comunicación de la ciencia participativa también implica cuestionarse el nivel de participación ciudadana que los científicos están dispuestos a alcanzar. La pertinencia de la pregunta ¿cómo se distribuye el poder entre las personas que diseñan los experimentos y las personas que llevan a cabo el trabajo? Conduce a reflexionar sobre la intención y alcance de la comunicación de la ciencia participativa, lo que a su vez deriva en dos grandes cuestionamientos que, hoy día, están a la espera de responderse: ¿qué nivel de participación se busca alcanzar en cuanto a la participación de la ciudanía en los procesos de investigación?, ¿realmente los científicos están preparados para que la ciudadanía esté inmersa en los niveles profundos del proceso de investigación, tales como el diseño, el análisis o publicación de los resultados?
Si bien existen preguntas por responder, la comunicación de la ciencia se encuentra en un punto de transformación y cambio. Después de tres días de discusión, diálogo y aprendizaje, el PCST2023 confirmó que actualmente la comunidad científica más allá de redefinirse en cuanto a su rol frente a la sociedad debe actuar y abrirse a la interdisciplina. El paradigma de la comunicación de la ciencia contemporánea se ha establecido y no queda más que crear puntos de encuentro.