Voces de Expertos
por
Mariano Castellanos Arenas
La extensión cultural universitaria y la construcción de ciudadanía
31
de
May
de
2023
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En el foro Los Retos de la Nueva Agenda Universitaria, llevado a cabo el 20 de abril de 2021 en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP, más precisamente en la mesa titulada Hacia una Nueva Agenda Cultural para la Universidad, inicié mi ponencia con la siguiente interrogante ¿Cuál es la función de la universidad en el estudio, la preservación y la difusión de la cultura en un sentido amplio? La respuesta inicial fue: la cultural no es mercancía, la cultura no es un servicio, la cultural no es sólo entretenimiento, la cultura es un derecho.

Por otro lado, intenté dar una respuesta a otra pregunta que se planteó un año antes en el foro Los retos de la Educación Pública Superior en México en una época de cambios, ¿Cuáles son las prioridades para el desarrollo de una agenda cultural compartida, universidad-sociedad? Para dar respuesta a estas preguntas consideré necesario partir de la noción de cultura, pero no para establecer una definición sino para construir una postura sobre la extensión universitaria y la construcción de ciudadanía. El objetivo fue reflexionar sobre cómo establecer vínculos con la sociedad a través de la cultura y no me refiero a la promoción de las bellas artes y la programación de ferias de libros, conferencias, talleres, conciertos, exposiciones… sino a la construcción de una comunidad crítica, capaz de participar en la discusión sobre las políticas públicas y de exigir sus derechos culturales; y aquí surge una nueva pregunta, entonces ¿estaríamos hablando de democracia cultural?

Estoy convencido de que sin la cultura no son posibles ni los sistemas sociales, ni las identidades. Sólo resultan posibles si existe coordinación, donde la cultura se convierte en un dispositivo para expresar ideas y valores. Como dice Zygmunt Bauman, “la cultura engloba el flujo de la vida y determina sus formas, su contenido, da orden y libertad” (Bauman; 2002, pp. 23-33).  Es decir, se trata de entender a la cultural no por lo que es, sino por lo que hace; nos sitúa frente a los retos, que por cierto son enormes, en una realidad que exige ser más creativos en la generación de políticas cultuales, y reitero, donde es necesario involucrar a la sociedad.

El estado mexicano, en el ámbito de la cultura, tiene como propósito generar ideas sobre cómo podemos contribuir en ello; por ejemplo, la Ley General de Cultura y Derechos Culturales (2017) expresa entre otras cosas que “la cultura es un factor de desarrollo, convivencia y paz”. Proyecta “el derecho a los bienes y servicios culturales que presta el Estado y define los ámbitos de la política cultural”, ¿se acuerdan de la segunda premisa? Asimismo, plantea la importancia de reconocer los derechos fundamentales en materia de acceso y participación en la cultura y en establecer los derechos culturales, ¿los conocemos?

En el caso de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), en el Estatuto Orgánico, particularmente en el Artículo 17, sobre los planes, programas y actividades que la Universidad desarrolla en el ámbito de la Extensión y Difusión de la Cultura, se dice, por ejemplo, que la extensión y difusión de la cultura es una de sus funciones sustantivas; promueve la educación y la cultura en toda la sociedad y contribuye a su desarrollo; coadyuva a la preservación de su identidad y divulga las principales expresiones de la cultura universal, entre otras cosas. En el Artículo 84, sobre las atribuciones de la Vicerrectoría de Extensión y Difusión de la Cultura (VEDC), se propicia la vinculación con las otras funciones sustantivas de la institución, la docencia y la investigación, a través de la cultura; además de promover las artes y la catalogación y conservación de su patrimonio cultural, entre otras actividades.

Lo anterior nos permite plantear la necesidad de fortalecer la premisa sobre la cultura como un derecho: un derecho humano universal. Es decir, la extensión y la difusión de la cultura, como un proceso de formación ciudadana, que busca un intercambio horizontal y continuo de todos los conocimientos y saberes, los académicos y los no académicos, donde todos, absolutamente todos aprendamos. Se trata de ofrecer un amplio abanico de propuestas de gestión cultural para toda la comunidad universitaria y la no universitaria; a los sectores populares, las organizaciones civiles, tanto en el ámbito barrial, local o regional, así como el trabajo conjunto con los gobiernos, el estatal y los municipales; también con el sector privado, pero siempre en beneficio de la sociedad. Con el propósito de formar una ciudadanía que se identifique con la universidad pública y sus valores; es decir, generar una identidad universitaria más allá de las fronteras de la institución.

Para lograrlo, es fundamental enfrentarse a las necesidades constantemente cambiantes de la sociedad y no plegarse a los intereses privados de la industria cultural, ni a los ciclos políticos que generalmente fracturan los procesos de un programa general. Afortunadamente, las universidades parecen permanecer exentas a estas situaciones gracias a su autonomía; sin embargo, se debe adquirir un compromiso con todos aquellos sectores de la sociedad, que aparentemente son ajenas a la universidad. La cultura y su patrimonio son un vehículo que nos debe llevar al objetivo central que es generar una conciencia sobre nuestros derechos y obligaciones de manera crítica, para exigir y elegir opciones dentro de los programas culturales, educativos y de divulgación, que cubran las necedades identitarias de la comunidad.

Algo positivo a diferencia del siglo XX es que hoy en las universidades mexicanas, y por supuesto en la BUAP, va en crecimiento la formación en el área de las políticas públicas, la preservación del patrimonio, la gestión y la difusión de la cultura y cada vez más también crece la sociedad participativa en cuanto a la toma de decisiones, así como en la recuperación o reforzamiento de las identidades culturales y en la construcción de una conciencia ciudadanía con valores éticos, pero aún falta mucho camino por recorrer.

No obstante, para abrir nuevas brechas, la cultura universitaria es un instrumento en el modelado de la ciudadanía; es decir, la consideración de la universidad y lo que representa como un bien común, como un patrimonio del que todos formamos parte directa o indirectamente. La acción de participar en el fomento, protección y defensa de los bienes culturales locales, por ejemplo, contribuye al ejercicio de democracia cultural, que por más utópica que parezca esta idea es indispensable ante la estrecha relación entre la política y el mercado cuyo interés es sólo crear consumidores. En otras palabras, la ausencia de democracia cultural conduce fatalmente a un estancamiento de las prácticas culturales que refuerzan las barreras materiales, sociales y simbólicas y limitan su acceso y, por tanto, al ejercicio pleno de nuestros derechos.

Por ello, es una obligación de las instituciones públicas de educación superior generar estrategias para fortalecer el vínculo con la sociedad, ya que nos debemos a ella y tenemos una enorme responsabilidad en su desarrollo. Se trata pues, de crear un compromiso, para encontrar respuestas a los interrogantes del presente, contribuyendo a un mejor conocimiento de nuestro pasado y facilitando claves que puedan enseñarnos a comprender el futuro, promoviendo, en todo momento una ética ciudadanía.

Suena a cliché, pero creo que es el proceso. El fruto de esta labor debe ser visible a corto, mediano y largo plazo, por esta razón es fundamental construir un espacio dialógico donde los universitarios planifiquemos, ejecutemos y evaluemos los procesos que nos ayuden en la resolución de los problemas sociales a través de la cultura. El objetivo es contribuir en la discusión sobre los retos y los desafíos que enfrentamos, para establecer un proyecto colectivo que tenga como objetivo reconfigurar y/o fortalecer los vínculos a través de la extensión de la identidad universitaria en la región, en primera instancia, y así generar una sociedad corresponsable de la preservación de nuestra cultura.

REFERENCIAS

Estatuto Orgánico de la BUAP https://consejouniversitario.buap.mx/sites/default/files/estatuto_organico.pdf

Hacia una Nueva Agenda Cultural para la Universidad https://fb.watch/kmhWnuNtSw/?mibextid=irwG9G

Ley General de Cultura y Derechos Culturales

https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio /ref/lgcdc.htm

Zygmunt Bauman, (2002) La cultura como praxis, Paidós, España.

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