"La academia perdió la capacidad de incidir y plantearnos dentro de la vida social, dentro de la vida, porque finalmente la academia cuando está sola, cuando está de espaldas a la comunidad está muerta. Es la realidad", aseveró Liza Aceves López, coordinadora de apoyo a becarios e investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Con el Salón Paraninfo como espacio para el diálogo, en el Edificio Carolino, en el marco de la edición 36 de la Feria Nacional del Libro (Fenali), se presentó el primer sábado de abril Physios, revista hermana de la Agencia Es Imagen, que tiene como propósito divulgar el quehacer científico.
Liza Aceves López, del Conacyt, Daniela Romero García, directora de Investigación para la formación del factor humano, del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (Concytep) y José Castañares, director de Physios, coincidieron en la necesidad de acercar la ciencia al público en general.
"La ciencia y las leyes de la ciencia y los recursos de la ciencia en México no son para un gremio, no se trata de los científicos, la ciencia es un derecho humano, por lo tanto, lo que hace el mundo de la ciencia tiene que estar pensado en llegar a la comunidad (…) nunca más un miembro del Sistema Nacional e Investigadores que no haga acceso universal al conocimiento, eso no existe más en este gobierno, es decir, todos tienen que hacer un esfuerzo y ese esfuerzo no puede ser el de la difusión, es decir, el diálogo entre pares es una actividad que no es exactamente igual a la divulgación o al acceso universal al conocimiento y hoy en nuestro país está mandatado a que los recursos federales terminen en una actividad de acceso universal al conocimiento, pero también está mandatado a que toda la ciudadanía se pueda beneficiar del conocimiento que es un asunto común, que es un bien común”, afirmó.
Puntualizó además que: “Hoy la política de ciencia y tecnología en el país valora el esfuerzo del acceso universal al conocimiento y no es más una invitación a realizarlo, es en realidad una obligación que está marcada dentro de la Ley de ciencia, tecnología, humanidades e innovación pero que hoy también encontramos ya en los reglamentos que están vigentes en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología”.
Mientras que Daniela Romero, en representación del director general de Concytep, Victoriano Covarrubias Salvatori, compartió la visión que tiene el consejo sobre la divulgación: "nosotros estamos casados tal cual con la divulgación y con la difusión; la difusión la podemos entender como la dispersión del conocimiento entre pares y la divulgación, que viene de 'vulgos', que es el pueblo es para todos. Ahorita es un gran momento para la educación y para la educación informal, que es la divulgación de la ciencia".
Agregó que "el conocimiento cambia muy rápidamente, siempre estamos actualizándonos, siempre hay cosas nuevas y es necesario reinventarnos y seguir al pendiente; aquí es donde entra la divulgación de la ciencia, es para que todas y todos tengamos acceso a la educación universal, a la cultura universal".
En tanto, José Castañares compartió que con el lanzamiento de Physios “buscamos dar voz a los investigadores, dar voz a esta parte de la tecnología y la ciencia que tiene grandes investigadores en las universidades, que son, además de todo, nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros hermanos, son padres, son madres y son parte de esta sociedad y creo que es muy importante que todos tengamos el acceso a este conocimiento”.
Al hacer un recuento de cómo las revistas de divulgación científica en México fueron dejadas de lado por décadas, Liza Aceves afirmó que desplazar la divulgación y dejar solamente la difusión significó para la comunidad científica “un diálogo de sordos en los que solamente hablábamos entre nosotros y asistíamos a congresos, hablábamos para nosotros y nos escuchábamos, nos felicitábamos, en algunas ocasiones también llegábamos a odiarnos, a despreciarnos”.
Por lo que aseveró que “todas las revistas de nuestro país son un gran esfuerzo”, además resaltó que este tipo de publicaciones sobrevive no sólo por sus lectores y colaboradores, sino por el pago que entidades como universidades y gobierno tienen capacidad de hacer.
Inclusive, reveló que en los últimos 15 años las universidades, incluida la misma BUAP, se han dedicado a pagar a revistas científicas, de sus fondos que podrían destinarse a necesidades básicas, alrededor de 80 mil pesos por una publicación. Una práctica común en países con condiciones de ingreso y desigualdad diferentes a México.
Por lo que sentenció y exhortó: “Este esfuerzo de Physios es un esfuerzo que hay que valorar, pero que también tenemos que cuidar, no va a caminar solo; tendrá la necesidad de que muchos delos que hoy nos encontramos acá, y los que no pudieron venir o nos siguen enredes, lo tomen de la mano y la hagan caminar porque no va a crecer de manera natural, ¿y por qué no va a crecer de manera natural? Porque estamos luchando contra esa inercia donde solamente las revistas de corte científico o académico tienen un lugar”.