Palabras clave: Piña, importancia económica, seguridad alimentaria.

Resumen: México, es un país reconocido por su amplia biodiversidad y su gran gama de productos agrícolas. El cultivo de la piña ocupa un lugar destacado en la producción mundial. Esta fruta tropical, es apreciada por su sabor dulce y jugoso, ha trascendido las fronteras nacionales y se ha convertido en un importante producto de exportación. El cultivo de la piña en México, no sólo representa una fuente de ingresos para miles de productores, sino que además contribuye a la seguridad alimentaria y al desarrollo socioeconómico de diversas regiones del país. Por lo anterior, el objetivo de este artículo es presentar los aspectos más significativos del cultivo de la piña en México, así como su importancia en el impacto socioeconómico.

Introducción

La piña (Ananas Comosus L.), es una planta herbácea, perenne, y adaptada a climas cálidos y húmedos. En México, se cultiva principalmente en las zonas costeras del Pacífico y del Golfo de México, donde las condiciones climáticas y los suelos son ideales para su desarrollo (Coppens-d’Eeckenbrugge et al., 2011; UNCTAD, 2016; Bonet et al., 2020). Los principales estados de la república mexicana productores de piña son: Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Quintana Roo y Jalisco, representando la mayor parte de la producción nacional (Rebolledo et al., 1998; Gobierno de México, 2025).

La importancia del cultivo de la piña en México comprende diversos aspectos. Esto considerando que, representa una fuente esencial de empleo, generando ingresos para numerosas familias en las zonas rurales. De igual manera, la piña es un cultivo que aporta a la diversificación productiva, reduciendo la dependencia de monocultivos y promoviendo la sostenibilidad de los sistemas agrícolas (foto 1), (Bonet et al., 2020). Además, la piña es un alimento nutritivo que aporta vitaminas, minerales y fibra, contribuyendo a una dieta balanceada de la población (Hidayah y Abdul, 2019).

Foto 1. Cosecha de piña en Tomatlán, Jalisco, México.

Desde el punto de vista económico, la piña es un producto de gran trascendencia en el comercio internacional. México se coloca entre los diez principales países productores mundiales de esta fruta, exportando grandes volúmenes a diversas naciones. La demanda de piña mexicana ha incrementado en los últimos años debido a su calidad y sabor, lo que ha impulsado el crecimiento del sector y ha creado mayores ingresos para los productores (Bonet et al., 2020).

Desafíos que enfrenta el cultivo de la piña en la actualidad en México:

El cultivo de la piña también afronta varios desafíos. Entre los principales se encuentran las plagas y enfermedades que pueden afectar los cultivos, la variabilidad climática, la falta de acceso a tecnologías y financiamiento, y la competencia de otros países productores (González, 2021). A continuación, se presentan los principales desafíos.

Desafíos productivos:

1.- Plagas y enfermedades: La piña es susceptible a diversas plagas y enfermedades, como la broca, la pudrición del corazón y el virus del mosaico. Estas plagas y enfermedades pueden afectar la calidad y cantidad de la producción, generando pérdidas económicas para los productores (Malézieux et al., 2003).

2.- Competencia de malezas: Las malezas compiten con el cultivo de la piña por nutrientes, agua y luz, lo que reduce el rendimiento y la calidad de la fruta. Por lo cual, es indispensable implementar un adecuado control de malezas (Rebolledo et al., 1998).

3.- Escasez de agua: En algunas zonas productoras de piña, la escasez de agua es un problema progresivo, principalmente durante las temporadas secas. Esto restringe el desarrollo de la planta y afecta la producción (Uriza et al., 2018).

4.- Degradación del suelo: El cultivo intensivo de la piña puede llevar a la degradación del suelo, reduciendo su fertilidad y capacidad de retención de agua (González et al., 2012).

5.- Variabilidad climática: Los sucesos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, pueden afectar la producción de piña y generar incertidumbre en los productores (Rebolledo et al., 1998).

Desafíos comerciales:

1.- Fluctuaciones en los precios: Los precios de la piña en el mercado pueden ser cambiantes, afectados por factores como la oferta y la demanda, las condiciones climáticas y las políticas comerciales de esta fruta.

2.- Competencia internacional: México compite con otros países productores de piña, como Costa Rica y Filipinas, lo que requiere una mayor eficiencia y calidad en la producción para mantener la competitividad en el mercado internacional (Rebolledo et al., 1998).

3.- Exigencias de los mercados: Los mercados internacionales demandan productos de alta calidad con estándares más exigentes en cuanto a sanidad, inocuidad y sostenibilidad.

4.- Logística y distribución: La logística y la distribución de la piña son procesos difíciles y caros, especialmente para llegar a mercados retirados (foto 2), (Uriza, 2011).

Foto 2. Fruta de piña producida en Tomatlán, Jalisco, México.

Desafíos socioeconómicos:

1.- Producción informal: Una parte significativa de la producción de piña en México, se lleva a cabo en pequeñas parcelas y de manera informal, lo que obstaculiza el acceso a programas de apoyo y financiamiento del gobierno.

2.- Baja rentabilidad: Los márgenes de ganancia para los pequeños productores de piña por lo regular son bajos, lo que limita sus posibilidades de inversión y su mejora de sus condiciones de vida (Rebolledo et al., 1998).

3.- Impacto ambiental: El cultivo de piña debe desarrollarse de manera sostenible. De lo contrario, puede causar efectos negativos en el medio ambiente, como la contaminación de suelos y aguas, y la pérdida de biodiversidad (González et al., 2012).

Soluciones y estrategias en la producción de piña:

Para hacer frente a estos desafíos, es necesario implementar estrategias que promuevan la investigación científica y el desarrollo tecnológico, la capacitación técnica de los productores, el acceso a mercados y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles (González, 2021). Algunas de estas estrategias son:

1.- Investigación y desarrollo: Promover la investigación científica para desarrollar nuevas variedades de piña, que sean más resistentes a plagas y enfermedades, así como técnicas de cultivo más eficientes y sostenibles (González, 2024).

2.- Manejo integrado de plagas: Implementar prácticas de manejo integrado de plagas para reducir el uso de productos agroquímicos y proteger el medio ambiente (González, 2020).

3.- Gestión sostenible del agua: Adoptar tecnologías de riego eficientes y aplicar prácticas de conservación del agua (González, 2024).

4.- Fortalecimiento de la organización de productores: Ayudar la formación de organizaciones de productores de piña para mejorar su capacidad de negociación y acceso a mercados (González, 2020).

5.- Certificación de calidad: Promover la certificación de calidad de la producción de piña para acceder a mercados más exigentes y conseguir mejores precios (González, 2024).

6.- Promoción de la piña mexicana: Hacer campañas de promoción de la piña mexicana en los mercados nacionales e internacionales (González, 2020).

Conclusiones

El cultivo de la piña en México es una actividad de gran relevancia socioeconómica. Esta fruta tropical, además de ser un producto de exportación, contribuye a la seguridad alimentaria y genera empleo en diversas regiones del país (foto 3). Para garantizar la sostenibilidad de este cultivo, es fundamental fortalecer las cadenas de valor, promover la investigación y el desarrollo tecnológico, y apoyar a los productores con programas de capacitación técnica y financiamiento (Coppens-d’Eeckenbrugge et al., 2011).

Foto 3. Piña producida de manera sustentable en Tomatlán, Jalisco, México.

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