Voces de Expertos
por
Lourdes Mateos Espejel
Comunicación de la ciencia para el empoderamiento de la mujer en la agricultura
31
de
January
de
2024
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Considerar a la comunicación de la ciencia como un elemento para el empoderamiento de la mujer en la agricultura resulta esencial porque, por un lado, se promueve la adopción de tecnologías sustentables que evitan la erosión de los suelos, y, por otro, se contribuye a reducir la brecha existente respecto a la inseguridad alimentaria que viven las mujeres en el mundo.

https://doi.org/10.60647/e5p8-r978

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO] (2023) ha indicado que abordar las desigualdades de género en los sistemas agroalimentarios y empoderar a las mujeres reduce el hambre y refuerza la resiliencia ante crisis como el cambio climático. No obstante, las mujeres poseen mayor inseguridad alimentaria que los hombres, sobre todo desde la aparición de la Covid-19. La brecha pasó de ser moderada; es decir para las mujeres la inseguridad alimentaria incrementó de un 1.7 % en 2019 a 4.3 % en 2021. En Latinoamérica y el Caribe, así como en Asia, las diferencias fueron las más profundas. Esto es resultado de que en el mundo más de 939 millones de mujeres entre 15 años o más experimentan inseguridad alimentaria de forma severa, a diferencia de los 813 millones de hombres que se ubican en la misma edad y en el mismo estatus.

En este sentido, involucrar a la mujer y promover su empoderamiento en la agricultura resulta una actividad esencial para no sólo generar mayor equidad de género, sino también para mejorar sus capacidades y oportunidades respecto a la seguridad alimentaria. Por esta razón, la inclusión de la mujer en la adopción de nuevas tecnologías en el sector agrícola resulta una acción esencial sobre todo si se considera que las mujeres que adoptan tecnologías acumulan mayores cantidades de activos que los hombres, sobre todo cuando este proceso ocurre en grupo ya que la solidaridad social es un componente altamente valorado por el género femenino (Kumar y Quisumbing, 2010).

De esta forma, la comunicación de la ciencia se convierte en un factor que potencia la oportunidad de establecer altos niveles de adopción de tecnologías como los biosustratos, biofertilizantes, compostas o lombricultura. A través de la comunicación que los científicos puedan establecer con las mujeres en el sector agrícola, es posible que se comprendan y se implementen estas tecnologías.  Sin embargo, el estudio de la relación entre la comunicación de la ciencia y el empoderamiento de la mujer ha sido escasamente abordado en la literatura debido a la atención que se ha brindado al empoderamiento de las mujeres en su participación activa en la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas [STEM] (Guevara-Ramírez et al.,2022) o la inequidad de oportunidades de la mujer en la ciencia (Barata y Ludwig, 2023)

Por esta razón, considerar a la comunicación de la ciencia como un elemento para el empoderamiento de la mujer en la agricultura resulta esencial porque, por un lado, se promueve la adopción de tecnologías sustentables que evitan la erosión de los suelos, y, por otro, se contribuye a reducir la brecha existente respecto a la inseguridad alimentaria que viven las mujeres en el mundo. No obstante, esta situación también enfrenta un reto frente a la práctica de la comunicación de la ciencia. En un sentido, la comunicación de la ciencia tradicional ha estado determinada por el modelo del déficit, el cual ha sido criticado por la tendencia a negar los distintos matices y complejidad de la ciencia, además de que se basa en una comunicación que debe ajustarse a estrategias genéricas sin importar las características de los públicos. Además, este modelo hace poco por considerar la manera en que los sistemas de valores pueden promover diferentes conclusiones acerca del futuro ideal y los pasos apropiados para la ciencia. Por otra parte, la comunicación de la ciencia contemporánea explora la manera de construir confianza científica e institucional, así como enfatizar la importancia de la transparencia, compartir valores y en establecer un diálogo continuo con diversos públicos (Broad, 2023).

El principal reto es lograr que las dos perspectivas en la manera que se practica la comunicación de la ciencia coexistan de manera simultánea (Metcalfe, 2022). Un estudio realizado por Dhehibi et al. (2022) en Túnez, África demostró que las mujeres que recibieron capacitación en temas de empoderamiento durante las estrategias de comunicación de tecnologías alcanzaron una mayor tasa de adopción de innovaciones, respecto a aquellas que sólo recibieron capacitación técnica.

Lo anterior indica la oportunidad de que la comunicación de la ciencia se desarrolle a través del modelo de la participación social o ciencia ciudadana, la cual comprende el involucramiento del público en las iniciativas de recolección de datos  (Bonney et al., 2014), de forma que la ciencia ciudadana permite a los investigadores beneficiarse del trabajo científico generado por los ciudadanos que están inmersos en actividades científicas de manera voluntaria (van de Gebel et al., 2020).

De esta manera, se considera a la ciencia ciudadana como una forma de investigación participativa que puede aplicarse en la agricultura, sobre todo porque esta forma de investigación vislumbra impactos positivos, tales como el incremento en la efectividad y eficiencia del proceso de investigación, el empoderamiento de grupos sociales que han vivido en marginación y la mejoría en la sustentabilidad ambiental del desarrollo de soluciones. La participación del agricultor desde este modelo brinda legitimidad a la investigación agrícola y ha cambiado el paradigma de una transferencia lineal de tecnología hacia un enfoque sobre la innovación y el aprendizaje centrado en las personas (van de Gevel et al,2020).

En cuanto al empoderamiento, la ciencia ciudadana como investigación participativa permite que los grupos que han vivido en marginación tomen sus propias decisiones al proporcionarles herramientas básicas de investigación o brindarles una voz en el proceso de toma de decisiones (Chambers, 1994; Cornwall y Jewkes, 1995). Finalmente, este tipo de investigación respeta y comprende a las personas con y para las que el científico trabaja.

De hecho Cornwall (2008) detectó que la participación de la mujer en la investigación agrícola tiende a ser menor que la del hombre, lo cual puede estar relacionado con la dominación de los hombres en reuniones donde su voz es limitada, así como por temas de índole cultural, como es la inclusión únicamente de las mujeres casadas en este tipo de reuniones (Najjar et al., 2013).

Más allá de un buen deseo, las cifras nos indican que la mujer es indispensable en la agricultura, y ante esto los científicos pueden ejercer su responsabilidad social científica al involucrarla en procesos de investigación. Por esta razón, la comunicación de la ciencia a través de la ciencia ciudadana como una forma de investigación participativa resulta preponderante para promover el empoderamiento de la mujer en la agricultura, pero también determinante para incrementar la adopción de innovaciones sustentables y contribuir a la disminución de la inseguridad alimentaria que viven las mujeres en México y en el mundo.

REFERENCIAS

Barata, G., y Ludwig, Z. (2023). Science communication to empower women in science: The case of Brazil. Cultures of Science, 6(1), 51-61. https://doi.org/10.1177/20966083231167960

Bonney, R., Shirk, J., Phillips, T., Wiggins, A. y Parrish, J. (2014) Citizen science: next steps for citizen science. Science, 343 (6178), 436–1437. https://doi.org/10.1126/science.1251554

Broad, G. (2023). Improving the agri-food biotechnology conversation: bridging science communication with science and technology studies. Agriculture and Human Values, 40 (1)., 929-938. https://doi.org/10.1007/s10460-023-10436-4

Chambers, R. (1994) The origins and practice of participatory rural appraisal. World Development 22(77), 953–969. https://doi.org/10.1016/0305-750X(94)90141-4

Cornwall, A. y Jewkes, R. (1995) What is participatory research? Social Science & Medicine, 41(12), 1667–1676 https://doi.org/10.1016/0277-9536(95)00127-S

Dhehibi, B., Dhraief, M., Ruediger, U., Frija, A., Werner, J., Straussberger, L., y Rischkowsky, B. (2022). Impact of improved agricultural extension approaches on technology adoption: Evidence from a randomized controlled trial in rural Tunisia. Experimental Agriculture, 58 (1). doi:10.1017/S0014479722000084

FAO (2023). The status of women in agrifood systems. FAO. https://www.fao.org/documents/card/en/c/cc5343en

Guevara-Ramírez P., Ruiz-Pozo V., Cadena-Ullauri S, Salazar-Navas G., Bedón A., Vázquez J., Zambrano, A. (2022) Ten simple rules for empowering women in STEM. PLoS Computational Biology 18(12). https://doi.org/10.1371/journal.pcbi.1010731

Kumar, N. y A. Quisumbing. (2010). Does social capital build women’s assets? The long-term impacts of group–based and individual dissemination of agricultural technology in Bangladesh.. International Food Policy Research Institute http://dx.doi.org/10.2499/CAPRiWP97

Metcalfe, J. (2022). Comparing Science Communication Theory with Participatory Practice: Case Study of the Australian Climate Champion Program. Journal of Science Communication, 2(21), A04. https://jcom.sissa.it/archive/21/02/JCOM_2102_2022_A04

Najjar D, Spaling H, Sinclair AJ (2013) Learning about sustainability and gender through farmer field schools in the Taita Hills, Kenya. International Journal of Education Development, 35 (5), 466–475. https://doi.org/10.1016/j.ijedudev.2012.06.004

Van de Gevel, J.,  van Etten, J. y Deterding, S. (2020). Citizen science breathes new life into participatory agricultural research. A review. Agronomy for Sustainable Development. 40, (35). https://doi.org/10.1007/s13593-020-00636-1

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