
Resumen
La obesidad es un problema de salud mundial con una prevalencia alarmante. Según la OMS, en 2022 una de cada ocho personas era obesa y se calcula que para 2030, tres billones de personas tendrán sobrepeso u obesidad. México se posiciona entre las naciones con los índices más altos de obesidad. Esta condición se asocia con una serie de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares entre otras. La pérdida de peso mejora la salud en general y para ello se han desarrollado fármacos que ayuden con este proceso. La semaglutida, un fármaco que actualmente se comercializa como Ozempic, Wegovy y Rybelsus, incrementa la liberación de insulina, disminuye el apetito y prolonga la saciedad, facilitando la pérdida de peso. Presenta una mayor eficacia en la pérdida de peso que otros fármacos, pero puede presentar efectos adversos gastrointestinales y riesgos de pancreatitis, colelitiasis y neuropatía óptica. Además, ha demostrado reducir el riesgo cardiovascular y mejorar la salud en pacientes con síndrome de ovario poliquístico (SOP) y enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, su uso debe ser supervisado por médicos especialistas. La semaglutida es un avance importante en el tratamiento de la obesidad, pero se requiere más investigación acerca de sus riesgos y posibles beneficios en otros padecimientos.
Palabras clave: Obesidad, semaglutida, pérdida de peso

La obesidad se ha convertido en un desafío de salud pública a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020) la obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede perjudicar la salud. En las últimas décadas, la prevalencia de la obesidad ha aumentado de manera alarmante en todo el mundo. De acuerdo con la OMS en 2022 una de cada ocho personas en el mundo era obesa. Y se calcula que para el 2030, tres billones de personas serán obesas o con sobrepeso en personas de todas las edades, géneros y grupos socioeconómicos (World Obesity Federation, 2025). México se posiciona entre las naciones con los índices más elevados de obesidad. El 37.3% de la población adulta tiene sobrepeso y el 38.9% obesidad y la prevalencia de obesidad es 13.2% más alta en mujeres que en hombres (Barquera et al., 2024). La obesidad está estrechamente relacionada con una serie de enfermedades crónicas y graves que tienen un impacto significativo en la salud y el bienestar de las personas. Numerosos estudios científicos han demostrado que la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, trastornos musculoesqueléticos y ciertos tipos de cáncer (Golden, 2021).
En la población obesa, la pérdida de peso puede mejorar significativamente la función metabólica, disminuye la presión arterial y mejora los niveles de colesterol, contribuyendo así a una mejor calidad de vida. Sin embargo, para muchas personas los cambios de estilo de vida y consumir menos calorías pueden ser desafiantes debido a factores genéticos, sociales y emocionales. Ante estas dificultades, se han desarrollado estrategias farmacológicas, las cuales ayudan a los individuos a alcanzar sus metas de pérdida de peso de manera más efectiva y sostenible.
La compañía farmacéutica Novo Nordisk crea y distribuye la semaglutida bajo diversos nombres y presentaciones: Ozempic, Wegovy y Rybelsus. Ozempic y Wegovy son presentaciones inyectables con diferentes dosis de administración semanal. Mientras que Rybelsus es una tableta de administración diaria. Si bien se ha popularizado el uso de Ozempic para la pérdida de peso, esta presentación está aprobada por la FDA (Food and Drug Administration) como tratamiento para la diabetes tipo 2. Mientras que en 2021 se aprobó el uso de Wegovy para la pérdida de peso en adultos y niños mayores a 12 años(Knudsen & Lau, 2019).
La semaglutida es una molécula que incrementa la liberación de insulina (hormona que ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre, permitiendo que las células del cuerpo absorban la glucosa y obtengan energía) después del consumo de alimentos. Además, disminuye el apetito y aumenta el tiempo en que se vacía el estómago. Esto contribuye a una sensación de saciedad prolongada y una disminución en el consumo de alimentos. En suma, se consumen menos calorías y se mejora el metabolismo de la glucosa, lo cual ayuda a la pérdida de peso. Esta multifacética acción de la semaglutida la convierte en una opción terapéutica eficaz tanto para el manejo de la diabetes como para la obesidad (Bergmann et al., 2023).
En este contexto, se incrementa el interés en tratamientos que no solo controlen la diabetes, sino que también ayuden a abordar la problemática del sobrepeso y obesidad. Las historias de éxito de pacientes que han experimentado pérdidas de peso significativas y mejoras en su salud han contribuido a su popularidad, junto con el respaldo de estudios clínicos que demuestran su eficacia. Así, la semaglutida se ha posicionado no solo como un tratamiento para la diabetes, sino también como una herramienta valiosa en la lucha contra la obesidad, generando un gran interés a nivel mundial.
La semaglutida ha mostrado mayor eficacia en la pérdida de peso en comparación con otros medicamentos como la fentermina/topiramato y el Orlistat. Si bien la fentermina actúa como supresor del apetito, los efectos secundarios pueden ser graves como el aumento de la presión arterial, palpitaciones y dolor en el pecho. Por otro lado, el Orlistat inhibe la absorción de grasas en el intestino con efectos gastrointestinales desagradables y a una pérdida de peso moderada (Ryan, 2021). En contraste, la semaglutida no solo promueve una mayor reducción de peso, sino que también mejora el control glucémico, haciendo de ella una opción más integral para pacientes con sobrepeso y diabetes tipo 2. Su capacidad para inducir una pérdida de peso significativa y sostenible, combinada con su perfil de seguridad, la ha posicionado como una de las terapias más efectivas en el manejo de la obesidad en la actualidad (Smits & Van Raalte, 2021).
Comparado con otros tratamientos para la pérdida de peso, la semaglutida posee un mejor perfil de seguridad, pero existen efectos adversos asociados con esta. Los primeros efectos adversos reportados son gastrointestinales como la náusea, vómito y diarrea. Además, se han reportado que en pacientes que se encuentren en tratamiento con otros medicamentos para el tratamiento de la diabetes tipo 2, como la insulina o metformina, puede ocurrir hipoglucemia. Sumado a esto se han reportado casos de pancreatitis, colelitiasis, daño agudo a riñón y como posible factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de tiroides (Smits & Van Raalte, 2021). Aunado a ello, se ha demostrado que un mayor porcentaje de pacientes con diabetes tipo 2 en tratamiento con semaglutida pueden desarrollar neuropatía óptica isquémica no aórtica, que es la mayor causa de ceguera en adultos. Estos hallazgos sugieren una asociación entre la semaglutida y el desarrollo de la neuropatía.
Además de los efectos sobre la mejora en la glucemia y la pérdida de peso, se han reportado otros efectos benéficos. Uno de los principales es la reducción del riesgo cardiovascular. Se disminuye la incidencia de infartos o accidentes cerebrovasculares, especialmente en pacientes con diabetes. Además, en pacientes con síndrome de ovario poliquístico, el tratamiento con semaglutida disminuye el perímetro de cintura, los triglicéridos y los niveles de testosterona totales y mejora la respuesta de insulina (Prattichizzo et al., 2019). Por otro lado, estudios analizan el tratamiento con semaglutida en la enfermedad de Alzheimer. Disminuyendo marcadores como la formación de placas amiloideas y la inflamación asociada (Meca et al., 2024). Estos beneficios adicionales hacen de la semaglutida una opción terapéutica integral, no solo enfocada en el manejo de la diabetes y la obesidad, sino también en la salud cardiovascular y el bienestar general.
Sin embargo, no debe olvidarse que la semaglutida es un medicamento que debe ser recetado y supervisado por médicos especialistas como endocrinólogos. Y su uso indiscriminado puede conllevar riesgos significativos. Por los cuales, Novo Nordsdik enfrenta demandas por no advertir que la semaglutida podría generar neuropatía óptica isquémica no aórtica y la consecuente pérdida de la vista (Chuck, 2025). Por lo tanto, es crucial que los pacientes sean evaluados y monitoreados adecuadamente para asegurar que el tratamiento sea seguro y efectivo, adaptándose a sus necesidades individuales y condiciones de salud. La supervisión médica garantiza que se manejen adecuadamente cualquier efecto secundario y que se realicen ajustes en la dosificación si es necesario, optimizando así los beneficios del tratamiento.
En conclusión, la semaglutida representa un avance significativo en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y en la pérdida de peso. Además de ofrecer beneficios en la salud cardiovascular, en pacientes con SOP y con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. La investigación continua muestra las aplicaciones potenciales tanto en pacientes con diabetes tipo 2 como no diabéticos. Además de continuar con un perfil de seguridad farmacológica mayor al de otros medicamentos similares.